La era digital

Publicado el 13 de septiembre de 2024, 20:20

Vivimos en las redes sociales. Así es. Ya no despegamos el ojo del móvil y nos pasamos el tiempo inmersos en el mundo digital. Un mundo caótico. 

Recuerdo siempre cuando mi madre me contaba como pasaba las tardes. "Cuando era pequeña salíamos fuera a jugar con cualquier cosa, la televisión solo nos dejaban verla una hora al día y nos dedicábamos a aprovechar hasta el último minuto todos juntos" me decía. Sé que esto a la mayoría ya os lo habrán contado y pensaréis que es la "típica historia de siempre". Y es así. Es la misma historia de siempre, pero no deja de ser lo que es. La pura realidad. Pienso que es bonito y maravilloso escuchar historias de cómo eran las épocas de nuestros abuelos, de nuestros padres... aprendemos y observamos lo mucho que ha ido cambiando todo. Nos damos cuenta de cómo las cosas más simples se han ido perdiendo. 

Hoy en día, la mayoría quedamos con los amigos y estamos con el móvil. Algo tan simple como aprovechar el tiempo con esa persona que llevas tiempo sin ver o disfrutar de la compañía de tus amigos/as, se ha perdido porque nos dedicamos a estar con el móvil. Parece que estamos juntos porque estamos uno al lado del otro, pero no, estamos juntos y a la vez separados. Separados por una pantalla. Es algo que choca mucho pensar porque estamos desaprovechando momentos del presente que vivimos para hablar de la vida de los demás, criticarlos o simplemente juzgar. 

El tema de las pantallas y las redes sociales es un mundo muy complejo de abordar y hablar, porque muchos profesionales de la salud podríamos tirarnos horas hablando de esto. Y cuando digo horas, son horas. Y lo que yo quiero transmitir es que estamos perdiéndonos el presente. 

Las pantallas nos ciegan, nos nublan la vista y la mente. No nos dejan pensar con claridad porque nuestra mente esta sumergida en un mundo donde abundan las críticas, la idealización, los cotilleos... nos hace perder el tiempo. Te centras en lo que "X" persona hace con su vida y te descentras de la tuya misma. 

No digo que las redes sociales sean malas. No quiero que se me malinterprete. Es que resulta que se crearon para un fin distinto al que ha resultado ser y que le estamos dando. Aunque se divulgue información, se publiquen recetas, aprendamos tips... no podemos olvidar la competencia entre perfiles, las críticas destructivas, las comparaciones y todos los peligros que puede guardar internet.

Las comparaciones son odiosas, ya de por si no deberíamos compararnos porque no es algo necesario, pues las redes sociales parece que nos empuje a hacerlo. Empezamos a idealizar, a querer cuerpos y caras que no siempre son reales. El uso de filtros. Pero es que llega un punto en el que estás tan metido que no se ve la otra cara de la moneda de las redes y cuando te das cuenta... ya estás sumergido en este mundo.

Nos mueven mucho los likes, si nos comentan en las publicaciones, si tienes muchas visualizaciones... hay que saber ponerle límites a todo esto. ¿Desde cuando buscamos la aprobación de los demás para saber que valemos? ¿Desde cuando no recibir lo que esperas de las redes te hace infravalorarte? 

Como he comentado antes, desconectamos del presente para conectarnos a la luz digital. Estamos perdiendo cosas de la vida que, al igual, se ven una sola vez. No nos estamos dando cuenta de que nos están atrapando. Y para el colmo, estamos infravalorándonos como personas y como seres humanos por buscar la aprobación del resto. 

Saber parar y no arrastrar el dedo por la pantalla para ver más y más videos de TikTok. Coger un libro y leer. Hacer deporte. Meditar y pausar la mente. No pensar en nada. Eso es lo que deberíamos aprender a hacer. A veces, cosa que es normal, tenemos nuestros apagones de realidad y nos sumergimos por completo durante horas en la pantalla. Pero como siempre decimos, son momentos puntuales. 

Tienes que saber poner límites, porque si tu no aprendes a gestionarlo y controlarlo, las redes te dominarán por completo. Nos dejamos dominar por videos graciosos, sorteos caros y el interés de ver qué pasa en la vida de los demás. ¿Realmente es necesario llegar a ese punto? Para un rato vale, al final todos lo hacemos y alguna vez nos hemos pasado horas viendo vídeos. ¿Pero constantemente y para todo?

Empieza a fijarte: vamos en bus, gente con el móvil; vamos por la calle, gente con el móvil; vamos al médico, gente con el móvil; vamos a un restaurante, gente con el móvil...

Te perderás momentos clave en el presente con tus seres queridos, momentos sencillos que la vida te muestra para que los aprecies, comparaciones sin sentido en un mundo abstracto y una persecución sin fin de likes

Vive el presente. Te darás cuenta de lo sabroso que es el primer trago de café por las mañanas, de la satisfacción después de hacer ejercicio y mover tu cuerpo, y el placer de pasar tu mejor tiempo con tus seres queridos.


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