Muchas veces vamos con la buena intención de cambiar aspectos de nuestra vida que no nos gustan. Intentamos cambiarlo a la fuerza, durante dos o tres días la idea funciona. La verdad es que tras esos días volvemos a hacer lo mismo de antes, nos frustramos porque no lo hemos conseguido, no hemos podido mantenerlo, nos decimos muchas veces que somos inútiles (obviamente son palabras duras hacia nosotros/as mismos/as con un 0% de verdad en ellas)…
La dura realidad es que pretendemos hacer grandes cambios de un día para otro. De la noche a la mañana. Y no es posible, ni viable, ni duradero en el tiempo.
Es que a mí me costó entenderlo, no me escondo. Pero ahora he llegado a comprender que cambiar un hábito por otro o dejar un hábito y adquirir otro mejor es cuestión de tiempo, constancia y consciencia plena de que es bueno para ti y para tu salud.
Los pequeños cambios crean grandes hábitos y por eso su nombre, pequeños cambios. No podemos pretender que de la noche a la mañana adquiramos el estilo de vida que queremos. Pero sí que podemos por lo menos cambiar nuestras ideas, nuestros pensamientos acerca de nuestro estilo de vida. Darnos cuenta de las cosas que nos gustaría adquirir, hacer, como nos gustaría vivir, que es lo que te gusta y lo que no… todo eso podemos pensarlo y maquinarlo en nuestra cabeza. Se trata de entender en qué punto estás, qué quieres cambiar y cómo te proyectas en un futuro a ti mismo.
Pues ahora lo que has maquinado en tu cabeza, escríbelo. Déjalo por escrito en algún lugar donde puedas verlo, donde puedas echarle un ojo de vez en cuando, donde lo tengas a mano para trabajarlo. Piensa y escribe cómo puedes ir cambiando lo que has apuntado, qué pequeños cambios puedes hacer para que no sean grandes saltos. Es decir, tienes que buscar alternativas que te permitan generar un cambio positivo, pero que no sea brusco. Que te sea cómodo llevarlo. Que te sientas bien. Que lo disfrutes.
Te doy un ejemplo fácil de entender. Si nunca has hecho ejercicio y tu objetivo es dejar el sedentarismo, no puedes apuntarte a un gimnasio y obligarte a hacer pesas cuando no te gusta, no te sientes cómodo ni sientes un mínimo interés. Empiezas moviéndote un poco, haciendo pasos diarios, levantándote del sofá por las tardes para andar 30/40/60 minutos. Poco a poco empiezas a darte cuenta de que al igual es buena idea apuntarte a un gimnasio y seguir trabajando, no contra el sedentarismo sino a favor de tu salud. El cambio es así. Empiezas poco a poco con un objetivo en mente, quitarte algo que no te beneficia (en este caso el sedentarismo) con algo que sí te beneficia (hacer ejercicio). Ese cambio lo vas adquiriendo poco a poco hasta que te das cuenta de lo bien que te sientes, los cambios que notas, los beneficios de moverte… al final el cambio se transforma en: un hábito adquirido y subir otro escalón pautando otro objetivo.
Tienen que ser pequeños cambios. Pasos leves que poco a poco se construyan en tus hábitos, en tus rutinas. Que te sientas cómodo/a y lo disfrutes. Conforme vayas avanzando, tus objetivos serán cada vez mayores y tu crecimiento personal irá en aumento.
Para facilitarte un poco más las cosas y ayudarte a realizar esos cambios que quieres, te presento el primero paso y la primera técnica. PAUTAR OBJETIVOS. Para que sean fáciles de abordar, sean paulatinos y no sean bruscos… te presento la técnica SMART:
S: Específico (specific en inglés)
M: Medible (mesurable en inglés)
A: Alcanzable (attainable en inglés)
R: Relevante (relevant en inglés)
T: Tiempo (time en inglés)
Estas 5 letras son tus pasos guiados hacia la búsqueda de tu objetivo. Te lo explico mejor, paso por paso.
ESPECÍFICO: tienes que especificar tu objetivo. No vale que pongas: quiero comer mejor. No, no, no. Comer mejor puede ser comer más verdura, comer más fruta, comer proteína y grasas de calidad, hidratos complejos, cereales integrales… me da que no podemos ser así de inexactos. “Quiero comer más fruta”. Ese puede ser un objetivo específico.
MEDIBLE: siguiendo con el ejemplo anterior de querer comer más fruta, un objetivo medible es “¿Cuánto es más fruta?” Pues eso es lo que vamos a pautar. Si no comes fruta a diario o solo te comes una pieza y lo indicado y aconsejable es comer 3. No vas a comerte 3 de golpe. Empieza asegurándote fruta fresca a diario en casa y tomar una pieza de fruta al día. Con el tiempo irás subiéndolo, pero no puedes empezar la casa por el tejado.
ALCANZABLE: lo mismo que te he dicho anteriormente, tiene que ser realista, alcanzable. No vale que no hagas nada de ejercicio o no consumas fruta casi ningún día y pretendas empezar con rutinas complejas de gimnasio y comiendo 3 piezas de fruta al día. Tiene que ser viable para ti. Piénsalo en frío, porque a priori todo suena bien y realista.
RELEVANTE: esto es una base importante para pautar tus objetivos porque tiene que ser algo relevante para ti, que sea importante. Que ese cambio sepas que te hace bien, que te aporta beneficios y que estás haciendo algo bueno por ti y por tu salud. No me vale "me han dicho que debería consumir más fruta porque contiene fibra y vitaminas", si tú mismo no entiendes o no ves la importancia de eso y los beneficios que conlleva. Tienes que ser consciente de los beneficios que trae, el por qué lo añades a tu vida y que realmente quieras adquirir ese hábito o rutina.
TIEMPO: estás haciendo real tu objetivo poniéndote un tiempo específico. ¿En cuánto tiempo quiero conseguir esto? 1 mes, 2 meses, 3 meses…
Mi consejo. Empezar por cambios básicos en nuestra vida, que muchos deberían hacer, te hacen situarte en una base sólida de la que poder partir para conseguir objetivos más complejos. Como ya te he dicho: conforme vayas avanzando, tus objetivos serán cada vez mayores y tu crecimiento personal irá en aumento.
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